A veces, de manera inesperada, le ocurría, y le encantaba. Según pasaban los años bien invertidos, la frecuencia aumentaba. Ese hecho de por un instante verse reflejada en algo o en alguien pero en otro momento y en otro lugar. Esa nostalgia inmersa en una visión de su propia vida pasada, pero desde la perspectiva del tramo final del túnel. Supongo que algo parecido a lo que dicen deben ser los momentos inmediatamente anteriores a la muerte, síntesis y recapitulación de lo vivido como un reflejo desprendido de las semillas sembradas con los actos de la vida.
No siempre eran reflejos exactos o de gran similitud. La mayoría de las veces eran sencillos gestos de la vida cotidiana, identificando más su propia reflectancia, su propia sensibilidad, su propia capacidad de reflejar la luz ajena como podría hacerlo un metal precioso, dando testimonio de su brillo en simbiosis con lo demás.
Y siempre esto le generaba una sonrisa del alma, una reconexión con el todo.
Un sentirse viva y vividora que da gusto y nostalgia saborear.
Eva