Extracto de una conversación real con una dependienta muy amable en mi día de compras en las rebajas:
E.: Buf, no sé cual llevarme, me he probado varias veces una talla y otra y no tengo claro cual me queda mejor...
D.: Ya, suele pasar, es que estas faldas son así, ¿te la sueles poner más a la cadera o a la cintura?
E.: Pues no sé, depende supongo... (soy una total cateta en moda, estética, peluquería y tendencias, demasiado freestyle como para estar familiarizada con la jerga)
D.: Si quieres te las vuelves a probar y yo te ayudo, ¿vale?
E.: Muchas gracias, es que mi vida últimamente ha sido de mucho turrón y poco deporte, jeje...
D.: Bueno chica, pero a tu edad eso no es problema, ¿qué tienes, 18 años?
E.: ¡¡¡¡JAJAJAJAJAJAJA!!!!
La gracia está en la recurrencia de este asunto. Durante las pasadas navidades hay quien pensó que tenía unos 16 años, ya por lo menos me auguran la mayoría de edad...
¿Es esto una ventaja o un gran inconveniente? Porque a mí me parece más lo segundo...
Eva (implorando aparentar mi edad cronológica real, actualmente 23)