Hoy he encontrado casualmente un vídeo que me ha llenado de nostalgia: una reciente ponencia de uno de esos poquísimos profesores que consiguen calarte, colmarte de inquietudes y de envidia sana, que se convierten en tu referente, que le dan sentido a la universidad. Gracias por enseñarnos la importancia de la dimensión payasil, por transmitirnos todo tu optimismo día a día, por compartir tu prolija experiencia con cada una y uno de los yogurines que nos plantamos en aquella facultad en algún momento de nuestras vidas. Porque para casi todo, aquel edificio llegaba a ser decepcionante, y tú eras (y seguirás siendo para las nuevas personas que ocupen aquellos pupitres) la excepción que confirmaba la regla. Pero qué grande eres, Amado.
Eva
Eva
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