Mañana no tan fría pero lluviosa sin descanso. Suena el despertador del mismo modo que un clavo podría perforar tu cerebro. Tu mente te está implorando más horas de sueño desde hace algún tiempo, pero tú, déspota dictadora, no se las consientes. Te levantas a trancas y barrancas, con un sentido del equilibrio bastante mermado, buscando ese objeto sin el cual estás perdida. Envidias a todas aquellas personas que pueden amanecer una mañana viendo absolutamente todo con nitidez. Ultimas los detalles de tu equipaje, no desayunas a conciencia, sales como siempre corriendo mientras simultáneamente resoplas y observas la velocidad de tu reloj. Metro bilbotarra: Abando, Moyúa, Indautxu, San Mamés. Autobús Bilbao-Madrid. Glomérulos de maletas, espacioso autocar, enérgico y animado conductor deseándoos buen viaje y recordándoos el obligatorio uso del cinturón de seguridad (está prohibido el suicidio indirecto).
Observas desde tu ventanilla los paisajes circundantes, y te embarga una emoción nueva, sientes estar dejando tu casa, pero ¿acaso no vas a casa? Confusa, te apercibes de que esta tierra te ha calado hondo en muy breve tiempo, no sabes qué significa, si es malo o bueno, o si puede tener consecuencias para el futuro. La belleza de sus parajes te resulta extrañamente familiar, te inspira tranquilidad y sosiego y te da buenas vibraciones.
Atraviesas España en autobús, disfrutando de un magnífico y diverso panorama, la nieve en Somosierra te despierta deslumbrada, lo inunda todo como un postre recubierto de leche condensada.
Eva
Ohhhh... tanta caminata para ver a un cacho de carne que no sabe hablar... xD
ResponderEliminarFelicidades, aunque más bien deberían ser para los padres ¿no?
RIKI, RETIRA ESO DE "CACHO DE CARNE QUE NO SABE HABLAR" DE INMEDIATO SI NO QUIERES QUE TE RETIRE LA PALABRA.
ResponderEliminarEl humor negro también tiene sus límites y te tragarías esas palabras si hubieses visto a David en persona, ¡se te caería la baba!