Qué duro es ver de golpe lo sospechado durante años. Qué costoso es oírte decir algo que de sobra conoces, pero siempre has evadido identificar contigo. Qué punzada en el corazón puede llegar a ser el poner palabras. Qué desconocida te sientes. Qué tonta, qué ignorante, qué ciega. Lo que no se nombra no existe, qué cierto. Qué desazón, qué ambivalencia, qué insurrección de turbaciones íntimas. Agur, bihotzeko.
Eva
Hola
ResponderEliminarHe llegado a tú blog por casualidad y lo que leo también me toca.
Saludos
Bienvenida, las emociones siempre son lo que más nos une y nos hace recordar que pertenecemos a la misma especie, a pesar de todas las diferencias que nos separan
ResponderEliminarSí, a veces pasa. Te das cuenta de que en ti se ha producido un cambio, interno, un click, y no puedes ignorarlo... ni obviarlo. Yo suelo decir que no me arrepiento de nada de lo que he hecho en la vida (modo grosso)Agur, bihotzeko
ResponderEliminarMejor un gero arte, que suena mejor, aunque a ciertas cosas hay que decirles un rotundo agur.
ResponderEliminartouché
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