Para que algo acontezca no basta un accidente,
no es suficiente un muerto,
ni dos, ni dos millones.
Un acontecimiento es un olor que espera
que alguien lo respire,
una herida que aguarda encarnarse,
el agua de un torrente
inundando los poros,
una mirada que cruza el aire
y encuentra a alguien que le hace señas
y en la seña, en ella, se reconoce.
Uno puede negarse el acontecimiento
y convertir su historia en un simple resumen
de lo ocurrido, pasos que no devienen en cruce
y se apagan en vida, o se secan.
Uno puede negarse a saberse en el otro,
basta con acercarse a todo con un walkman
conectado a la carne,
enfundado el cerebro en aquella sustancia
impermeable que nos inmuniza,
basta con refugiarse en un desmayo a tiempo,
en el deseo de amar, u ocultarse
en la furia o el número de una cuenta bancaria.
De hecho, lo más frecuente es
que llevemos cosida el alma a su forro
como los trajes nuevos sus bolsillos,
para evitar que se deformen
por el peso.
Chantal Maillard
¿Solo se castigará a los proxenetas?
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en la ley del solo sí es sí, y vuelve el debate sobre esta medida que
penaliz...
Hace 1 semana
Me encanta que tu también tienes una sensibilidad para diversas cosas. =) Te mando un abrazo y no agradezcas la entrada que dediqué, en verdad es un placer visitarte en tu blog.
ResponderEliminarPD: No sabía que tenías twitter, ahora te agregaré en el del blog y en el personal. ;)