"Te he dejado en el sillón las pinturas y una historia en blanco... No hay principio ni final, sólo lo que quieras ir contando...
Y al respirar, intenta ser quien ponga el aire que al inhalar te traiga el mundo de esta parte..."
Vetusta Morla - Al respirar

jueves, 7 de enero de 2010

" La persona verdaderamente religiosa, que capta la esencia de la idea monoteísta, no reza por nada, no espera nada de Dios; no ama a Dios como un niño a su padre o a su madre; ha adquirido la humildad necesaria para percibir sus limitaciones, hasta el punto de saber que no sabe nada de Dios.
(...) piensa la verdad, vive el amor y la justicia, y considera que su vida toda es valiosa sólo en la medida en que le da la oportunidad de llegar a un desenvolvimiento cada vez más pleno de sus poderes humanos -como la única realidad que cuenta, el único objeto de "fundamental importancia"-; y, eventualmente, no habla de Dios -ni siquiera menciona su nombre-.
(...) la consecuencia lógica del pensamiento monoteísta es la negación de toda "teología", de todo "conocimiento de Dios".

(...)

En todos los sistemas teístas, aun los místicos y no-teológicos, existe el supuesto de la realidad del reino espiritual, que trasciende al hombre, que da significado y validez a los poderes espirituales del hombre y a sus esfuerzos por alcanzar la salvación y el nacimiento interior. En un sistema no-teísta no existe un reino espiritual fuera del hombre o trascendente a él. El reino del amor, la razón y la justicia existe como una realidad únicamente porque el hombre ha podido desenvolver esos poderes en sí mismo a través del proceso de su evolución y sólo en esa medida. En tal concepción, la vida no tiene otro sentido que el que el hombre le da; el hombre está completamente solo, salvo en la medida en que ayuda a otro.

(...)

Desde Aristóteles, el mundo occidental ha seguido los principios lógicos de la filosofía aristotélica. Esa lógica se basa en el principio de identidad que afirma que A es A, el principio de contradicción (A no es no A) y el principio del tercero excluido (A no puede ser A y no A, tampoco A ni no A). Aristóteles explica claramente su posición en el siguiente pasaje: "Es imposible que una misma cosa simultáneamente pertenezca y no pertenezca a la misma cosa y en el mismo sentido, sin perjuicio de otras determinaciones que podrían agregarse para enfrentar las objeciones lógicas. Este es, entonces, el más cierto de todos los principios...".

Este axioma de la lógica aristotélica está tan hondamente arraigado en nuestros hábitos de pensamiento que se siente como "natural" y autoevidente, mientras que, por otra parte, la confirmación de que X es A y no es A parece insensata. (Desde luego, la afirmación se refiere al sujeto X en un momento dado, no a X ahora y a X más tarde, o a un aspecto de X frente a otro aspecto.)

En oposición a la lógica aristotélica, existe la que podríamos llamar lógica paradójica, que supone que A y no-A no se excluyen mutuamente como predicados de X. La lógica paradójica predominó en el pensamiento chino e indio, en la filosofía de Heráclito, y posteriormente, con el nombre de dialéctica, se convirtió en la filosofía de Hegel y de Marx. Lao-tsé formuló claramente el principio general de la lógica paradójica: "Las palabras que son estrictamente verdaderas parecen ser paradójicas". Y Chuang-tzu: "Lo que es uno es uno. Aquello que es no-uno, también es uno." Tales formulaciones de la lógica paradójica son positivas: es y no es. Otras son negativas: no es esto ni aquello. Encontramos la primera expresión en el pensamiento taoísta, en Heráclito y en la dialéctica de Hegel; la segunda formulación es frecuente en la filosofía india.

(...)

En la filosofía de Lao-tsé la misma idea exprésase en una forma más poética. Un ejemplo característico del pensamiento paradójico taoísta es el siguiente: "La gravedad es la raíz de la liviandad; la quietud es la rectora del movimiento". O bien: "El Tao en su curso regular no hace nada y, por lo tanto, no hay nada que no haga". O bien: "Mis palabras son muy fáciles de conocer y muy fáciles de practicar; pero no hay nadie en el mundo capaz de conocerlas y practicarlas". En el pensamiento taoísta, así como en el pensamiento indio y socrático, el nivel más alto al que puede conducirnos el pensamiento es conocer lo que no conocemos: "Conocer y, no obstante [pensar] que no conocemos es el más alto [logro]; no conocer [y sin embargo pensar] que conocemos es una enfermedad". Que el Dios supremo no pueda nombrarse no es sino consecuencia de esa filosofía. La realidad final, lo Uno fundamental, no puede encerrarse en palabras o en pensamientos. Como dice Lao-tsé, "El Tao que puede ser hallado, no es el Tao permanente y estable. El nombre que puede nombrarse no es el nombre permanente y estable". O, en una formulación distinta: "Lo miramos y no lo vemos, y lo llamamos el "Ecuable". Lo escuchamos y no lo oímos, y lo llamamos el "Inaudible". Tratamos de captarlo, y no logramos hacerlo, y lo nombramos el "Sutil". Con estas tres cualidades no puede ser sujeto de descripción; y por eso las fundimos y obtenemos El Uno". Y aun otra formulación de la misma idea: "El que conoce [el Tao] no (necesita) hablar (sobre él); el que está [siempre dispuesto a] hablar sobre él no lo conoce".

(...) El pensamiento percipiente debe trascenderse a sí mismo para alcanzar la verdadera realidad. La oposición es una categoría de la mente humana, no un elemento de la realidad. (...) La consecuencia extrema de la idea de que el pensamiento sólo puede percibir en contradicciones aparece en forma aún más drástica en la teoría vedanta, que postula que el pensamiento -a pesar de su fino discernimiento- es "sólo un más sutil horizonte de ignorancia, en realidad, el más sutil de todos los engañosos recursos de maya".

La lógica paradójica tiene una significativa relación con el concepto de Dios. En el grado en que Dios representa la realidad esencial, y la mente humana percibe la realidad en contradicciones, no puede hacerse afirmación positiva alguna acerca de Dios. En los Vedas, la idea de un Dios omnisapiente y omnipotente se considera la forma más extrema de ignorancia.

(...)

Los maestros de la lógica paradójica afirman que el hombre puede percibir la realidad sólo en contradicciones, y que su pensamiento es incapaz de captar la realidad-unidad esencial, lo Uno mismo. Ello trajo como consecuencia que no se aspira como finalidad última a descubrir la respuesta en el pensamiento. Este sólo nos dice que no puede darnos la última respuesta. El mundo del pensamiento permanece envuelto en la paradoja. La única forma como puede captarse el mundo en su esencia reside, no en el pensamiento, sino en el acto, en la experiencia de unidad.

(...) el punto de vista paradójico llevó a dar más importancia al hombre en transformación que al desarrollo del dogma, por una parte, y de la ciencia, por la otra. Desde el punto de vista chino, indio y místico, la tarea religiosa del hombre no consiste en pensar bien, sino en obrar bien, y en llegar a ser uno con lo Uno en el acto de la meditación concentrada.

En lo que toca a la corriente principal del pensamiento occidental, cabe afirmar lo contrario. Puesto que se esperaba encontrar la verdad fundamental en el pensamiento correcto, otorgábase especial importancia al pensar, aunque también se valoraba la acción correcta. En la evolución religiosa tal actitud condujo a la formación de dogmas, a interminables argumentos acerca de los principios dogmáticos, y a la intolerancia frente al "no creyente" o hereje.

(...)

En resumen, la lógica paradójica llevó a la tolerancia y a un esfuerzo hacia la autotransformación. La consideración aristotélica condujo al dogma y a la ciencia, a la Iglesia Católica, y al descubrimiento de la energía atómica. "

FROMM, Erich (1959). El arte de amar. Barcelona: Paidós

Imagen de Gervasio Troche, extraída de su blog, http://portroche.blogspot.com/

3 comentarios:

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  2. Buf, creo que sólo he comprendido bien un 20% pero bueno... Me ha recordado unas frases de Ray Loriga:

    "Si algo nos enseño Cristo en Getsemaní, es que precisamente es la duda la que nos reoncilia con Dios y los hombres. Es la certeza la que nos convierte en bestias, o lo que es lo mismo, en fantáticos".

    Si quieres leer el artículo entero:

    http://www.elpais.com/articulo/madrid/Cuestion/fe/elpepiespmad/20040502elpmad_7/Tes

    Tienes ya unos años pero a mí me parece que está muy bien. La vedad es que no tiene nada que ver con tu entrada, pero bueno...

    PD: Me encanta esta frase: "el milagro depende de la fe más de lo que depende la fe del milagro."

    (Antes no te había puesto el enlace...)

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  3. En mi experiencia de vida personal, y bien lo sabes,me he tenido que enfrentar a dilemas éticos y morales importantes como consecuencia del enfrentamiento entre un tipo de pensamiento "aristotélico" y otro "lógico-paradójico", incluso cuestionándome si algo era bueno o malo, o las dos cosas o ninguna...y la verdad es que cada vez estoy menos interesado en tener la razón, sino más bien en aprender...gracias.

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