Trémulas voces lisonjeras te persiguen, siendo disfraz-coraza de individualidades erráticas. Reyes destronados te subestiman, ya desposeídos de todo su encanto. Lo perdieron por el camino, se ganaron a pulso una abdicación forzosa. El linaje de su dinastía queda en vacío, ínfimo, desvirtuado, malogrado; de saberse reyes. Y acabó el juego, sádico, espiral, maleable: fue guillotinado por un jacobino llamado Respeto.
Eva
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