"Te he dejado en el sillón las pinturas y una historia en blanco... No hay principio ni final, sólo lo que quieras ir contando...
Y al respirar, intenta ser quien ponga el aire que al inhalar te traiga el mundo de esta parte..."
Vetusta Morla - Al respirar

martes, 3 de marzo de 2009

Sobredosis de sexismo

Yo versus el sexismo más recalcitrante de la Iglesia Católica de manos del vigente Papa. El texto en rojo es mío, lo demás es de este famoso señor apellidado Ratzinger. Gracias Jose, por hacerme llegar este texto tan ilustrativo de lo que la Iglesia Católica es hoy por hoy.

Y si os quedáis con ganas de más sexistas famosos, por favor, pinchad en los siguientes links:

Arturo Pérez-Reverte

Francisco Umbral

Eva

MASCULINIDAD Y FEMINIDAD (Por Ratzinger)

(Resumen)

1. La ideología de género.

consiste en negar el sexo para afirmar el género. El sexo es esa determinación originaria por la cual cada uno de nosotros es varón o es mujer. Género es la denominación de masculino o femenino que nosotros damos a las cosas asexuadas. El sexo me viene dado por la propia naturaleza, mejor dicho, por Dios que actúa en y a través de la naturaleza; el género lo damos los hombres arbitrariamente, sin demasiada lógica. De esta manera nos encontramos con que el sexo, varón y mujer es universal, mientras que el género depende del lenguaje; en español a la palabra coche la hemos masculinizado y decimos "el" coche, mientras que en francés se ha feminizado y se dice "la" voiture.

Para empezar, yo no hablaría de ideología de género, sino más bien de teoría de género o de perspectiva de género, ya que es un campo estudiado y con fundamento científico desde diversas disciplinas, entre ellas la Psicología (cito por ejemplo a un autor, profesor de Psicología de la Educación en la Universidad Complutense de Madrid, con varias obras rigurosas al respecto, Juan Fernández Sánchez. Este docente aboga por la vías de investigación para establecer la Generología, como él denomina, como un campo científico de estudio propio y específico). El término ideología tiene connotaciones de fanatismo, política o mera opinión en este contexto, desde mi punto de vista.

Pues bien, la ideología de género propone eliminar el sexo y transformarlo en género, de tal modo que ser hombre o ser mujer ya no sea algo dado por la naturaleza, sino elegido por cada cual. Es más, propone eliminar los conceptos de hombre y mujer, de manera que cualquiera pueda actuar a capricho según el momento y la circunstancia: ahora me siento hombre, ahora mujer; ahora mantengo relaciones con este, ahora con esta. Yo elijo lo que quiero ser. En consecuencia se han eliminado los conceptos de marido y mujer, esposo y esposa, padre y madre.

Este párrafo es puramente demagógico. La perspectiva de género no niega la existencia del sexo. Incorpora el constructo género, sin eliminar el sexo. El sexo se refiere a lo puramente biológico, lo que nos hace diferentes a nivel gonadal, cromosómico, hormonal, lo que permite por ejemplo, a las mujeres concebir y dar lactancia mientras que a los hombres no, la diferencia puramente biológica.
El género, a muy grandes rasgos, es todo aquello que la sociedad asigna de manera cultural a la pertenencia a cada uno de los sexos, todo lo que sin tener que ver con las diferencias biológicas, la sociedad fija como masculino o femenino. De este modo, existen unos estereotipos de género a los cuales las personas se amoldan en mayor o menor medida: por ejemplo, niñas rosa, niños azul, vincular la feminidad con la sumisión, la pasividad y lo emocional, y la masculinidad con la ambición, la agresividad y lo racional. Todo el sistema social, de manera estructural, intenta perpetuar los estereotipos, y "castiga" a las personas que no cumplen lo de que ellos se espera.
La identidad de género es el cuánto nos amoldamos al estereotipo que nos "corresponde" por lo que socialmente se ha asignado a nuestro sexo. No es algo que se elija y que se cambie cuando venga en gana, es algo que se gesta desde la infancia desde muy diversas fuentes, familia, amistades, colegio, medios de comunicación, cuentos, películas, etc., en resumen, se gesta por influencia cultural y se reafirma en las interacciones con el entorno.

2. Una ideología inicua.

El cardenal Ratzinger dejó escrito que la ideología de género es "la última rebelión de la criatura contra su creador".

a) Por su origen. En primer lugar, y aquí radica su mayor maldad, porque apunta a la fuente, al corazón de lo real, al ser.

Quienes han propuesto esta ideología lo que han propuesto no es ser "como" dioses, sino ser dioses directamente, han quitado el "como". Ahora no es que se niegue la ley dada por el Creador sino al Creador mismo. Algo así como si se dijera: ¿quién eres tú para decirme que yo tengo que "ser varón"?, ¿quién eres tú para decirme que yo tengo que "ser mujer"? Eso ya lo decidiré yo cuando me dé la gana, cuando me apetezca. La enmienda es al mismo Dios del cual sabemos por la Sagrada Escritura que "los creó hombre y mujer".

Esto es absurdo, porque cómo he dicho, nadie dice que sea una decisión personal el "ser" varón o mujer. Precisamente el género es lo que la sociedad impone como el qué es ser varón y el qué es ser mujer, matriz cultural alejada a años luz del dimorfismo sexual. Nacemos con un sexo biológico, hombre o mujer (lo de las personas hermafroditas lo dejamos para otro día). En este caso es la Iglesia la que dice lo que culturalmente han inculcado desde el catolicismo como ser varón y mujer, nociones que por cierto, son claramente discriminatorias para la mujer. Y si te quedan dudas, te notifico que el Vaticano es uno de los países que no ha ratificado la CEDAW (Convención para la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer) elaborada por Naciones Unidas en 2005. A lo mejor habría que preguntarle a Ratzinger quién es él para no firmar un documento que vela por los Derechos Humanos de la mitad de la población del planeta. No creo que a Dios le haga gracia tanta hipocresía.

b) Por su diseño. En segundo lugar porque no se trata de un pecado individual, ni siquiera social, sino un pecado programado, institucionalizado, dirigido desde el poder a todas las capas sociales; y el poder humano, aun siendo humano, es mucho poder porque está ejercido por una autoridad legítima –o por lo menos legitimada- y tiene la fuerza de la ley.

No entiendo qué pecados y moralinas intervienen cuando lo que se intenta desde la perspectiva de género es conseguir la igualdad real de oportunidades entre los sexos por mera justicia social, para que tanto hombres como mujeres seamos más felices y creemos un mundo mejor donde las relaciones sean de igual a igual y no intervengan desequilibrios de poder que oprimen a ambos bandos.

c) Por su extensión. La ideología de género tiene alcance mundial, esto no es un problema de España; España, por su debilidad social, es el laboratorio para muchas de estas experiencias según advirtió el Papa actual a los obispos españoles en la última visita ad limina.

Me ofende que este señor trate a la perspectiva de género como a un ente maligno y abstracto que quiera destruir el mundo, con toda la investigación científica que lleva a sus espaldas y que la respalda. La perspectiva de género tiene alcance mundial precisamente porque el sistema patriarcal (que entre muchos otros factores, ha sido perpetuado salvajemente por la Iglesia Católica) es el sistema que hasta hoy, por desgracia, rige la inmensa mayoría de los sistemas sociales del planeta, y por tanto, los problemas que genera se dan a escala mundial, con las peculiaridades de cada contexto, por supuesto.
Y España, ¿laboratorio de qué? ¿qué es lo que estamos haciendo, señor Ratzinger? ¿estudiar, investigar, conocer, es malo? ¿intentar promover un mundo más justo es censurable?

d) Por sus destinatarios. La ideología de género se hace especialmente perversa, en tercer lugar, porque tiene como destinatarios a los más débiles e indefensos: los niños. Se trata de un escándalo de proporciones gigantescas, un escándalo en el sentido más exacto de la palabra: enseñar a pecar, extender el mal llamándolo bien.

No voy a repetir lo de que no es malo ni tiene consecuencias negativas educar a las niñas y niños en igualdad de oportunidades, el hacerles sentir igualmente valiosos a unas y a otros. Me parece mucho más preocupante que se adoctrine a los niños y niñas en la culpa, el pecado, la vergüenza al propio cuerpo y a la sexualidad, la homofobia, la sumisión de las mujeres, la exigencia a los hombres. Eso sí que es un escándalo.

3. ¿Qué se puede hacer?

dos ámbitos en los que podemos y debemos actuar. Se trata de dos ámbitos desiguales, pero ambos importantes:

1. El primero y más importante: educar en la dependencia de la criatura respecto del Creador.

Y si el Catolicismo no es sexista, y Dios es asexual, es espíritu, ¿por qué se habla siempre de Dios en masculino, como el Creador, el Señor, etc., y desde la infancia se inculca la imagen de un viejecito adorable?
Y desde mi óptica, me parece mil veces más saludable a nivel psicológico educar en la autonomía.

2. Educar en la masculinidad y en la feminidad.

Los dos corresponden a ambos, padre y madre; pero con acentos distintos: en el primero, el énfasis debe ponerlo la madre; en el segundo, el protagonismo corresponde al padre.

¿Qué es ser varón y ser mujer para la Iglesia? Y después de responder a esa pregunta, ¿tienen igualdad de oportunidades, o ven impuestos, cada uno en su rol, la manera en que deben encaminar su vida?

3.1 Educar en el don.

Para educar tenemos una herramienta y un método fundamentales, que son la palabra y la vida. La herramienta es el utensilio, y esa es la palabra; el método es el camino por donde la educación debe discurrir y ese es la vida.

Nada más ¡y nada menos!: palabra y vida.

Educar en el don es hablar del don y vivir el don. ¿Qué don? Todo, cualquier cosa, porque todo es don. Bendecimos la mesa porque Dios nos da los alimentos; le damos gracias por el don de los hijos, de los padres, de los abuelos, de los amigos, de la Parroquia, de los sacramentos, sobre todo los de la Penitencia y la Eucaristía, del Colegio... de todo.

3.2. Educar en la masculinidad y en la feminidad.

La masculinidad y la feminidad son las dos formas en que la persona humana existe.

- El sexo no es una adherencia al ser persona, sino una determinación necesaria.

- Está intrínsecamente ligado a la reproducción pero va más allá de la reproducción. Es un trascendental de la persona. Un trascendental es algo que no se agota en una función (en este caso la reproductiva), ni está ligado a un momento o a un lugar concreto.

- Es un dato de identidad, por más que ahora no aparezca en el D.N.I. Es un dato de identidad que pertenece al qué, pues responde a la pregunta ¿qué soy? La identidad es la actualización del ser, eso que somos cada uno, no lo que podríamos llegar a ser, sino lo real de cada uno. Pues bien, la identidad viene determinada por la respuesta a dos preguntas: ¿quién soy? y ¿qué soy? Puede parecer que la única importante es la primera, pero no es cierto; es verdad que el quién está por encima de qué, el quién es lo más sublime pero es qué no es despreciable, entre otras cosas porque sin qué no habría quién.

El sexo pertenece al qué y es la primera nota de identidad que se adjudica a cada nueva persona humana que viene a este mundo.

- Las diferencias entre varón y mujer.

- Diferencias en los órganos sexuales. Nuestro ser varón o ser mujer se focaliza en torno a unos órganos, los propios del aparato reproductor, de los cuales depende y en los cuales alcanza su máxima expresión. Su importancia, como ya se ha dicho, va más allá de la actividad reproductora. Una persona célibe que no haga uso de esos órganos, los necesita para que su persona esté completa.

- Diferencias corporales. Además de los órganos estrictamente sexuales, el cuerpo masculino y femenino son distintos en todo: la masculinidad y la feminidad afecta a todas las células del cuerpo, a la morfología, a la estructura ósea y muscular, al reparto de la grasa y del vello, a la voz, etc. La masculinidad o la feminidad nos constituyen desde el cuerpo y lo abarcan todo.

Ahora bien, el hombre es más que cuerpo. El hombre también es espíritu.

Y es cuerpo y espíritu en la unidad de su persona. Si aceptamos que el alma es forma del cuerpo, y eso es algo que dice el Catecismo[1], eso quiere decir que este cuerpo masculino está informado por un alma que forma una unidad monolítica con él. Una unidad que es misteriosa pero realísima y que hace que el alma no piense, ame, recuerde, etc., del mismo modo siendo varón que siendo mujer. ¿Alma masculina y alma femenina? Yo no sabría decirlo, pero hay quien lo ha propuesto, la lógica lo reclama y no parece que haya nada que lo impida.

- Diferencias psicológicas. Los estudios realizados han dado distintas capacidades cognitivas. En el coeficiente general de inteligencia no se han observado diferencias entre los sexos, pero los factores que lo componen puntúan de distinta forma.

Esto es así por naturaleza, según revelan los estudios, que dicho en lenguaje de fe quiere decir que es así porque Dios así lo ha querido, de manera que cada sexo aporta sus particular modo de ser.

"Por disposición divina el modo de ser masculino aporta a toda la naturaleza humana unas cualidades que son necesarias a todas las personas, pero que se hacen más presentes por su aportación: capacidad de proyectos a largo plazo, cierta tendencia a la racionalización, la exactitud, el dominio sobre las cosas y la inclinación hacia la técnica, etc.; y hay otras cualidades, que aunque las tienen que vivir también los varones, las aprenden por la aportación de la feminidad. Entre otras cosas, es más espontáneo en la mujer una mayor facilidad para conocer a las personas, la delicadeza en el trato, la generosidad, la capacidad de estar en lo concreto, la agudeza de ingenio, la intuición, la tenacidad"[2].

Resumiendo estas características, cabe decir, en general, que los hombres tenemos nuestro reino en el mundo de lo real-objetivo. Nos atrae la ley, la generalización, la objetividad, el rigor científico, del mundo de puertas afuera. La mujer, en cambio, se encuentra más a gusto en el campo de la realidad subjetiva, de la atención personal, del mundo de puertas adentro. Ni de uno ni de otro se puede prescindir sin acusar carencias. Dios lo ha querido así. Educar como varones y como mujeres es comenzar a construir las familias del futuro, padres y madres, en donde se juega el ser o no ser de cada uno de los descendientes y de la sociedad entera.

Esta es una perversa argumentación para seguir recluyendo a las mujeres al ámbito doméstico, sin posibilidad de elección "porque es su naturaleza", mientras que todo el mundo de puertas afuera, las esferas de poder (política, economía, ciencia, etc.) corresponde a los hombres. Para empezar es falso que se pueda hablar del hombre y la mujer. Hay hombres y mujeres, y una heterogeneidad enorme en cada uno de esos dos grupos. También es falso que se haya demostrado que la única causa de las diferencias psicológicas (que además, no se cumplen en todos los casos) es la biología. Somos seres biopsicosociales, y especialmente nuestra especie, el ser humano, está tremendamente influenciado por las referencias sociales y culturales, mucho más que por lo acaecido en su biología, aunque la causa final es una interacción de ambos factores, aunque en diferentes magnitudes. Sea como sea, da igual cuál es el origen de las diferencias entre hombres y mujeres, lo que importa y es realmente acuciante, es si esas diferencias conllevan desigualdad, porque si es así, es un problema a resolver. Deberíamos tener igualdad de oportunidades a pesar de ser muy diversos. La diversidad es riqueza, pero la desigualdad es infelicidad.

[1] Véase punto nº 365.

[2] Ibidem, pp. 82 y 83.

5 comentarios:

  1. Totalmente de acuerdo con tu correccion en rojo, de ese texto enquistado de una iglesia anclada todavia en Pío XI y XII, en los curas del trabuco y los cardenales conspiradores a lo Goma.
    Un Saludo.

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  2. Muchas gracias y bienvenido, está hecho un poco a voz de pronto, así que si se me ha pasado algo importante que añadir agradezco todas las aportaciones que puedan completar todas las puntualizaciones que necesita el mensaje lanzado por Ratzinger!
    Bonita descripción ;)

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  3. Bueno, tergiversar es una de las grandes habilidades de esa gran multinacional llamada Iglesia Católica. :D
    Que les den por saco. ¿Qué sabrán ellos de familia, padres y madres...? Todo evoluciona y se transforma. Ya sabes, la energía ni se crea ni se destruye, sólo se transforma. El problema es que no todos evolucionamos al mismo ritmo.

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  4. De acuerdo Nimúe, pero mientras sigan teniendo el poder de la culpa a nivel mundial las consecuencias que puede acarrear su acción desinformativa pueden ser desastrosas.
    Ojalá sólo se quedara en que ellos se han atascado en su proceso de evolución y no les afectase más que en su desarrollo personal, pero no, se llevan por delante a muchas personas, a su salud, y a sus conciencias.
    ¡Bienvenida!

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  5. Porque será que no he escuchado a la iglesia manifestarse en contra de la violencia machista . Será que lo justifican también como parte de la naturaleza de los hombres ¿será esto lo que dios quiere?

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