Traqueteo en el autobús urbano de vuelta a casa. Miras sin ver a través de las diáfanas ventanillas, mientras realizas tu trayecto cotidiano ya pasado el ocaso. De repente, algo capta terroríficamente tu atención, como a modo de flashback, de imagen y pensamiento intrusivo no invitado a la fiesta de tus divagaciones... ¡Oh Dios! ¡Una serie de seres uniformados al modo de los terroristas asesinos del Ku Klux Klan se han hecho con Bilbao! ¡Y van armados con un gigantesco crucifijo dorado! ¡Y enormes cirios! ¿Qué clase de satánico ritual están realizando compulsivamente?
“Hay una operación patriarcal en despreciar la autoficción”
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Clara Morales ha publicado ‘Ya casi no me acuerdo’, un libro de relatos que
tiene como eje la memoria, “herramienta inevitable de la literatura”
La entra...
Hace 4 días
hi
ResponderEliminarante todo un gusto.
las cadenas seguirá hasta que uno las permita, hasta que uno sepa que tan cierto es, si hay o no sonido, hasta que nos liberemos de tales uniformes o tales dogmas.