Odio a mis neuronas y sus sinapsis, que consiguen ver donde no hay, mediante egocéntricos mecanismos, perpetuando sentimientos que no llevan a ninguna parte. Odio verme identificada en lugares ajenos sin tener certeza de que así es, de que estoy ahí, de que soy yo. Siento, padezco, no soy un juguete, por mucho que divierta, inspire o entretenga. Odio las medias tintas y las utopías inventadas, complicar lo sencillo y simplificar lo difícil, odio la exigua claridad manufacturada de la nada. Me duele ser víctima de un neuroticismo alimentado, quiero ser libre emocional, no obstante, está claro, a todos nos gusta jugar, pero me estoy empezando a quemar con este fuego... Ruego tregua o desenlace...
“Podemos frenar a las extremas derechas generando alternativas deseables y
creíbles”
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Nuria Alabao analiza en el libro ‘Las guerras de género. La política sexual
de las derechas radicales’ los actores, las narrativas y las estrategias
del ...
Hace 3 días
AMÉN!!!!
ResponderEliminarBien me alegro de que te unas a mi grito ahogado, y bien sé que a ti también te hace falta. Ánimo
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